El poder de Jesucristo rompe nuestras cadenas |
1.- Lectura Bíblica: Isaías 59:1, 2
2.- Versículo para memorizar:
“¡Escuchen!
El brazo del Señor no es demasiado débil para no
salvarlos, ni su oído demasiado sordo para no oír su clamor.”(Isaías 59:1. NTV)
3.- Reflexión en la Palabra de Dios:
Iba
de camino a la oficina cuando una gritería me hizo volver la mirada. En pleno
centro de la ciudad, atestado de personas ansiosas por llegar a tiempo a sus
trabajos, sorprendieron a alguien robando. Algunos querían golpearlo; yo
reconozco que intervine. “No le hagan
daño. Entréguenlo a las autoridades”, les aconsejé.
Era alguien joven. Robaba para
comprar drogas. “No puedo vencer; es más
fuerte que yo”, repetía al tiempo que imploraba piedad.
Al encaminarme a mi espacio de
trabajo reflexionaba cuántas personas están sujetas a cadenas de las que creen
no podrán escapar. Para unos es el adulterio, para otros la mentira, o las
drogas o el robar. Son infinitas las posibilidades de estar atado. Una vez se
cae en la red, parece difícil escapar. ¡Mentiras de Satanás! Dios nos ofrece
una salida, nos libera, nos da una oportunidad. Es necesario confiar que Él
obrará y sabe cómo hacerlo de la manera adecuada ene l momento oportuno.
Puede que nuestra situación
particular resulte desesperada. Quizá una adicción o algo que nos impide vencer
la inclinación a caer en lo mismo. ¡Hay una salida al laberinto! Rita es una
joven universitaria de mi ciudad que descubrió la eficacia de someter nuestras
debilidades en manos de Dios y procurar su ayuda. “Había asumido la costumbre de consumir drogas los fines de semana,
especialmente los viernes después de salir de la universidad. Sentía que no
podía esperar que llegara ese día. Como me recomendó, decidí someter esa
adicción al Señor Jesús. ¡He vencido! Llevo tres semanas sin consumir y creo
que saldré adelante. Oro todas las noches a Dios que me conceda la fortaleza.”
Cuando vamos a la Biblia leemos: “¡Escuchen!
El brazo del Señor no es demasiado débil para no
salvarlos, ni su oído demasiado sordo para no oír su clamor. Son sus pecados
los que los han separado de Dios. A causa de esos pecados, él se alejó y ya no
los escuchará.”(Isaías
59:1, 2. NTV)
Luis Carlos es otra persona joven.
Lo conocí cuando daba unas conferencias fuera de Cali. “No puedo dejar de ser infiel ni de ver fotografías inmorales. Es una
adicción.” Me compartió. Le hablé de la misericordia del Señor Jesús que
perdona nuestras faltas y nos ofrece una nueva oportunidad. “Dios puede ayudarte”, le dije. Y lo guié
a hacer la oración de fe.
Pasaron ya tres años desde aquél
momento. Hace dos meses vi un correo electrónico. En él me compartía que ha
salido victorioso. Está marchando fiel a su esposa. “Dios realmente responde cuando oramos y confiamos”, me decía en el
mensaje.
Estoy convencido que también para
usted y para su familia hay esperanza. Basta reconoce nuestras limitaciones
humanas y que sólo con Su poderosa ayuda, podemos vencer. Le aseguro que nada
nos detendré. Saldremos airosos. Dios nos concede la fuerza necesaria para dar
pasos hacia la victoria. Él tiene todo el poder.
Si se decide hoy por el
Señor Jesús, si le abre las puertas de su corazón y decide cambiar, puedo
asegurarle que se llevará una grata sorpresa. ¡Podrá ser libre!
Pongo a su consideración las palabras de un autor que leí
hace algunos días: “Optar por la fe
cristiano no significa aceptar una filosofía o un juego de normas, o creer en
una lista de principios abstractos; abrazar la fe cristiana no es otra cosa que
permitirle a Dios que entre y viva en nosotros… Abrazar la fe cristiana
significa convertirnos. Y para eso hay que darle la vuelta y caminar en dirección
opuesta—la verdadera dirección—con Jesús”(Dennis Bennet. “El Espíritu Santo y
usted”. Editorial Vida. 1971. Estados Unidos. Pag. 11) ¡Decídase hoy a
cambiar! Nuestro amado Dios romperá sus cadenas…
4.- Preguntas para el crecimiento personal
y espiritual:
a.-
¿Está sujeto a alguna adicción?
b.-
¿Ha intentado salir de la situación por la que atraviesa?
c.-
¿Qué dificultades ha enfrentado para ser realmente libre?
d.-
¿Ha depositado su confianza en Dios para vencer las adicciones?
e.- En
adelante deposite toda su confianza en el poder liberador de Jesucristo para
romper sus cadenas… Confíe en Él, dependa de Él, verá los resultados…
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