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Dios nos hace vencedores en medio de los desiertos de la vida
Ahora que haz comenzado a caminar tomado de la mano del Señor Jesús es probable que aún sigas experimentando períodos difíciles que identificamos como “desiertos”. Son aquellas etapas de tu vida en las que, fruto de alguna situación imprevista, dejas de orar, de leer la Palabra de Dios y, agobiado por el desánimo, no quisieras siquiera volver a la iglesia. ¿Te ha ocurrido? Si es así, vamos a compartirte algunas estrategias bíblicas que te serán sumamente útiles. En caso contrario, estarás preparado para saber qué hacer...

Con ayuda de Dios podemos enfrentar exitosamente los
desiertos de la vida 

1.- Lectura Bíblica: Salmo 24:16, 17

2.- Versículo para Memorizar:

“Vuelve a mi tu rostro y tenme compasión, pues me encuentro solo y afligido. Crecen las angustias de mi corazón; líbrame de mis tribulaciones.”(Salmo 24:16, 17. NVI).

3.- Reflexión en la Palabra de Dios:

¿Está viviendo una experiencia especial con el Señor Jesús? Probablemente está empeñado en seguir avanzando en el proceso de crecimiento personal y espiritual tomado de la mano del Salvador. ¡Felicitaciones! No obstante una pregunta: ¿Sigue experimentando períodos difíciles que identificamos como “desiertos”?. Por si no lo sabe, son aquellas etapas de tu vida en las que, fruto de alguna situación imprevista, dejamos de orar, de leer la Palabra de Dios y, agobiados por el desánimo, no queremos siquiera volver a la iglesia. ¿Le ha ocurrido? Si es así, vamos a compartirle algunas estrategias bíblicas que te serán sumamente útiles. En caso contrario, estarás preparado para saber qué hacer...

¿Estás respondiendo al llamado que te hace
Dios al ministerio cristiano?

Título: ¿Has reflexionado en el llamado que te hizo Dios  al ministerio cristiano?

Bases Bíblicas: Marcos 3:13-19 y 6:6-13.

Introducción:

El día que hablé con Simón, me dijo que se retiraba de su empleo secular. “Siento el llamado de Dios para comenzar una obra en Jamundí (una ciudad a pocos kilómetros de Santiago de Cali”. Intenté que razonara. “Creo que debes primero orar a Dios, no sea que estés moviéndote en tus emociones”. Rechazó tal idea y, contra todo consejo, renunció a su trabajo de asesor en una gran empresa. Un mes y quince días después se lamentaba: “Dios me dejó abandonado a mi suerte. Nada ha ido bien. Tengo deudas. Definitivamente no prosigo”. Sobra decir que culpó al Padre celestial por su fracaso.

Dios nos llama a marcar la diferencia donde nos
encontremos

1.- Lectura Bíblica: Génesis 6:1-8; 7:1

2.- Versículo para memorizar:

“El Señor vio la magnitud de la maldad humana en la tierra y que todo lo que la gente pensaba o imaginaba era siempre y totalmente malo.(Génesis 6:5. NTV)

3.- Reflexión en la Palabra de Dios:

Marcar la diferencia. Una frase corta pero impactante. Léala de nuevo por favor. Ahora, ubicado frente a esas pocas palabras, pregúntese: ¿Estoy marcando la diferencia allí donde me desenvuelvo? ¿Qué tal en el primer círculo de influencia que usted tiene, su familia?¿Está impactando a su cónyuge con sus acciones o por el contrario, está minando la relación de pareja con su mal comportamiento?¿Está edificando hijos vencedores en medio de una sociedad en crisis? Y, ¡qué tal el lugar de trabajo! ¿Es usted de los mejores empleados o, por el contrario, el tipo de compañeros que todos quieren evitar?




Cuando comenzamos a desarrollar intimidad con Dios, avanzamos significativamente en el proceso de orar y tener comunicación con Él. Es un nivel al que todos deseamos llegar. ¿Se logra rápidamente? El interrogante tiene dos respuestas: La primera que sí es posible, y la segunda, que esa posibilidad está ligada al grado de dependencia que desarrollamos de nuestro amado Padre celestial.
            El apóstol Pablo, uno de los más grandes discipuladores y apóstoles de todos los tiempos, lo describe en la carta que dirige a los creyentes de Corinto: “¿Qué pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.”(1 Corintios 14:15)
            Observe cuidadosamente que hay dos componentes en esta instrucción: La primera, orar en el espíritu—que es un diálogo directo con Dios—y la segunda, que orar en ese grado de intimidad con el Señor no nos exime de ser conscientes de lo que decimos.
            El autor y evangelista del siglo pasado, R. A. Torrey, escribió: “La verdadera oración es oración en Espíritu, es decir, la oración que el Espíritu inspira y dirige. Cuando venimos ante la Presencia de Dios debemos reconocer “nuestra debilidad”, nuestra ignorancia de qué es lo que debemos pedir, o de cómo orar, y en la conciencia de nuestra total incapacidad para orar bien debemos buscar ayuda en el Espíritu Santo, entregarnos a Él por completo para que dirija nuestras oraciones, guíe nuestros deseos y nos lleve a expresarlos.”(R. A. Torrey. “Cómo orar”. Editorial Peniel. Argentina. 2006. Pg. 66)

Reviste importancia edificar familias sólidas a partir del amor y el perdón

“Como todo cristiano estoy vivamente interesado en edificar una familia unida, con principios y valores. Llevamos seis años de casados con mi esposa. Ha sido un tiempo de dificultades pero también de momentos gratificantes. Una palabra de orientación nos vendría bien. Tenemos dos bebés.”
J.R.M., desde Miami, Estados Unidos

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