septiembre 2014

La familia debe ser nuestra prioridad siempre

Por Fernando Alexis Jiménez
¿Cómo es que un ministro cristiano cuya fortaleza de enseñanza es la oración, la intercesión y la guerra espiritual, termina orientando sus esfuerzos a escribir y predicar temas sobre la familia?
            Esta es una de las preguntas frecuentes que me formulan los lectores y amigos a través de las Redes sociales, correos electrónicos o al término de alguna conferencia.
            Pero darles una respuesta no es fácil porque llegar a ese punto obedeció a un largo trasegar espiritual que me llevó a experimentar crisis, períodos de desierto, etapas de auto evaluación, búsqueda de Dios hasta finalmente, redireccionar mi desenvolvimiento ministerial.

El poder de Jesucristo rompe nuestras cadenas

1.- Lectura Bíblica: Isaías 59:1, 2

2.- Versículo para memorizar:

¡Escuchen! El brazo del Señor no es demasiado débil para no salvarlos, ni su oído demasiado sordo para no oír su clamor.”(Isaías 59:1. NTV)

3.- Reflexión en la Palabra de Dios:

Iba de camino a la oficina cuando una gritería me hizo volver la mirada. En pleno centro de la ciudad, atestado de personas ansiosas por llegar a tiempo a sus trabajos, sorprendieron a alguien robando. Algunos querían golpearlo; yo reconozco que intervine. “No le hagan daño. Entréguenlo a las autoridades”, les aconsejé.
            Era alguien joven. Robaba para comprar drogas. “No puedo vencer; es más fuerte que yo”, repetía al tiempo que imploraba piedad.
            Al encaminarme a mi espacio de trabajo reflexionaba cuántas personas están sujetas a cadenas de las que creen no podrán escapar. Para unos es el adulterio, para otros la mentira, o las drogas o el robar. Son infinitas las posibilidades de estar atado. Una vez se cae en la red, parece difícil escapar. ¡Mentiras de Satanás! Dios nos ofrece una salida, nos libera, nos da una oportunidad. Es necesario confiar que Él obrará y sabe cómo hacerlo de la manera adecuada ene l momento oportuno.
            Puede que nuestra situación particular resulte desesperada. Quizá una adicción o algo que nos impide vencer la inclinación a caer en lo mismo. ¡Hay una salida al laberinto! Rita es una joven universitaria de mi ciudad que descubrió la eficacia de someter nuestras debilidades en manos de Dios y procurar su ayuda. “Había asumido la costumbre de consumir drogas los fines de semana, especialmente los viernes después de salir de la universidad. Sentía que no podía esperar que llegara ese día. Como me recomendó, decidí someter esa adicción al Señor Jesús. ¡He vencido! Llevo tres semanas sin consumir y creo que saldré adelante. Oro todas las noches a Dios que me conceda la fortaleza.”
            Cuando vamos a la Biblia leemos: “¡Escuchen! El brazo del Señor no es demasiado débil para no salvarlos, ni su oído demasiado sordo para no oír su clamor. Son sus pecados los que los han separado de Dios. A causa de esos pecados, él se alejó y ya no los escuchará.”(Isaías 59:1, 2. NTV)
            Luis Carlos es otra persona joven. Lo conocí cuando daba unas conferencias fuera de Cali. “No puedo dejar de ser infiel ni de ver fotografías inmorales. Es una adicción.” Me compartió. Le hablé de la misericordia del Señor Jesús que perdona nuestras faltas y nos ofrece una nueva oportunidad. “Dios puede ayudarte”, le dije. Y lo guié a hacer la oración de fe.
            Pasaron ya tres años desde aquél momento. Hace dos meses vi un correo electrónico. En él me compartía que ha salido victorioso. Está marchando fiel a su esposa. “Dios realmente responde cuando oramos y confiamos”, me decía en el mensaje.
            Estoy convencido que también para usted y para su familia hay esperanza. Basta reconoce nuestras limitaciones humanas y que sólo con Su poderosa ayuda, podemos vencer. Le aseguro que nada nos detendré. Saldremos airosos. Dios nos concede la fuerza necesaria para dar pasos hacia la victoria. Él tiene todo el poder.
Si se decide hoy por el Señor Jesús, si le abre las puertas de su corazón y decide cambiar, puedo asegurarle que se llevará una grata sorpresa. ¡Podrá ser libre!
            Pongo a su consideración las palabras de un autor que leí hace algunos días: “Optar por la fe cristiano no significa aceptar una filosofía o un juego de normas, o creer en una lista de principios abstractos; abrazar la fe cristiana no es otra cosa que permitirle a Dios que entre y viva en nosotros… Abrazar la fe cristiana significa convertirnos. Y para eso hay que darle la vuelta y caminar en dirección opuesta—la verdadera dirección—con Jesús”(Dennis Bennet. “El Espíritu Santo y usted”. Editorial Vida. 1971. Estados Unidos. Pag. 11) ¡Decídase hoy a cambiar! Nuestro amado Dios romperá sus cadenas…

4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:

a.- ¿Está sujeto a alguna adicción?
b.- ¿Ha intentado salir de la situación por la que atraviesa?
c.- ¿Qué dificultades ha enfrentado para ser realmente libre?
d.- ¿Ha depositado su confianza en Dios para vencer las adicciones?
e.- En adelante deposite toda su confianza en el poder liberador de Jesucristo para romper sus cadenas… Confíe en Él, dependa de Él, verá los resultados…




Una separación daña a nuestra pareja y a nuestros hijos

1.- Lectura Bíblica: Salmo 37:7, 8

2.- Meditación familiar:

Cuando Mario recibió la notificación de su esposa, en el sentido de que se comunicara con su abogado, no podía salir de su asombro. ¡Le estaba pidiendo el divorcio! “¿En qué momento llegamos a esta situación?”, se preguntaba una y otra vez. Probablemente usted esté atravesando una situación compleja en su relación de pareja. Es hora de tomar cartas en el asunto.

            Un problema que tenemos quienes vivimos bajo el matrimonio, es creer que basta con unirnos. Dejamos de lado una obligación: Alimentar el amor de la pareja. Recuerde que el “enamoramiento” o etapa en la que sólo vemos por los ojos de nuestro cónyuge, termina en dos años. Los especialistas insisten en la urgencia y a la vez necesidad de enriquecer la relación diariamente.

            Comparto con usted algunos signos de “alerta” que hace bien en considerar procurando aplicar correctivos:

a.- Dificultades en  la relación de pareja; no hay interés como antes en estar juntos.
b.- Generalmente todo diálogo termina en discusión
c.- Hay palabras hirientes que salen a flote cuando surgen “discusiones”
d.- No hay facilidad para perdonar al cónyuge. El rencor sigue anidando en el corazón
e.- Se piensa que la única salida es el “divorcio”
f.- El orgullo impide reconocer que fallamos y siempre esperamos que la pareja venga a pedir perdón
g.- Se piensa que la pareja es el enemigo

            Si no ponemos oportuno freno a esta situación, lo más probable es que se termine llegando a un límite de distanciamiento emocional que conduzca fácilmente al divorcio.

            Si está atravesando una situación desesperada debido a la crisis que golpea su hogar, no se desespere. Es tiempo de volverse a Dios y tener la certeza de que Él obrará. El rey David escribió, que ante situaciones de angustia, debemos guardar la calma: Quédate quieto en la presencia del Señor, y espera con paciencia a que él actúe.”(Salmo 37:7 a. NTV)

Dios sabe cuándo y de qué manera obrar cuando le permitimos que tome el control. En nuestras fuerzas no cambiaremos a nuestro cónyuge, pero el Señor sí puede hacerlo. Él tiene el poder. Luchar en nuestras fuerzas sólo nos llevará al desánimo y la frustración: ¡Ya no sigas enojado! ¡Deja a un lado tu ira! No pierdas los estribos, que eso únicamente causa daño.”(Salmo 37:8. NTV)

Bajo ninguna circunstancia podemos darnos por vencidos. Dios obrará. Basta que confiemos en Él y le permitamos actuar.

            ¿Se puede hacer algo? Por supuesto que sí. El primer paso es admitir que algo no anda bien.
            La especialista colombiana, Amelia Rodríguez, aconseja: “El primer paso es identificar si la relación está atravesando por una crisis. No se preocupe, en algún momento todas las parejas la viven…. Sea detallista y tenga en cuenta que el amor se construye día a día, ya que es como una planta frágil que requiere de mimos y atenciones. El amor requiere de tiempo y dedicación por lo que usted debe demostrarle a la pareja lo mucho que significa para usted y aceptarla tal como es, con sus virtudes y defectos, sin intentar cambiarla.”(Amelia Rodríguez. “Enamore a su pareja”. Diario ADN. 06/06/2014. Pg. 22)
            Es importante que reconozca que algo falla. Que se deben aplicar correctivos. El segundo paso y el más importante: Ábrale las puertas de su corazón a Jesucristo. Permita que Él gobierne su vida. Una vez lo haga, dele el lugar que le corresponde al Señor en su relación de pareja. Puedo asegurarle que no se arrepentirá….

3.- Oración familiar:

“Amado Dios y Padre de los cielos: reconozco que mi relación familiar se encuentra en crisis. Mi anhelo es que la situación por la que estamos atravesando con nuestra pareja se resuelva. Sometemos esos conflictos en tus manos y confiamos plenamente que tú sabes responder, haciendo una obra maravillosa. Amén.”

4.- Una Meta familiar para hoy:

Someteré la situación difícil por la que estoy atravesando a nivel familiar, en manos de Dios


Es tiempo de disponer nuestra vida para Dios

Título: Disponga su corazón para Dios

Base Bíblicas: Mateo 20:1-16; Lucas 12:42-46; Hechos 1:6-8.

Introducción:

Wilmar ingresó al Seminario Bíblico convencido de que serviría al Señor, donde quiera que fuera; Jorge hizo lo mismo, con la diferencia de que tenía en su mente la imagen de un pastor exitoso.
Wilmar fue asignado a un suburbio del oriente en Santiago de Cali. No había templo sino una vetusta edificación de guadua y lámina con escaños de madera. No era lo que esperaba, pero siguió luchando porque en su mente tenía claro que si Dios le había llamado, Él le concedería la victoria.
Jorge renunció al pastorado tres semanas después. No pudo soportar la precariedad económica y concluyó con frases contundentes: “Esto no es para mí”. Archivó su título de licenciado en teología y hoy vende electrodomésticos en el centro de la ciudad.
El llamamiento pastoral, su costo y la importancia de permanecer fieles. Tres de los aspectos que abordaremos a continuación.
Es de suma importancia considerar que el servicio en la obra de Dios es un apostolado que implica sacrificio, convencimiento y perseverancia. Dios valora nuestro trabajo. No cuenta quien haga mucho, sino que lo haga con fidelidad y a conciencia...

I.- En la obra del Señor cuenta quien asume el llamamiento (Mateo 20:1-16).

1.- Algunos se preocupan más por ser los primeros y por tener figuración, que por valorar a conciencia su llamamiento (vv.2-5).
a.- Delante de Dios es de igual valor quien tiene un doctorado en teología, como aquél que sirve en el ministerio cristiano desde el rincón más distante de Latinoamérica.
b.-  Delante de Dios es de igual valor el servicio religioso en una iglesia grande como el de una pequeña congregación.
2.- Dios valora a cada uno de los ministros cristianos que sirven en Su obra (vv.6, 7).
-          Si piensas que has hecho poco, pero lo has hecho con fidelidad a Dios, ánimo el Señor conoce y valora tu esfuerzo.
-          Dios tiene un premio para quienes trabajan en su obra. Sé fiel y esfuérzate (vv.8-10).
3.- Es previsible que se levanten críticas, envidias y oposición entre los ministros cristianos, pero una actitud así no glorifica a Dios ni tampoco a Su obra (vv.11-15).
4.- Quien es consciente de haber sigo escogido por Dios para servir en Su obra, permanece fiel (v. 16).

II.- En la obra del Señor cuenta quien permanece fiel al llamado (Lucas 12:42-46).

1.- La fidelidad al llamamiento es una disposición del corazón y del alma que Dios espera de sus ministros (vv.42, 43).
a.- ¿Cuál es tu disposición y fidelidad ante el ministerio cristiano al que fuiste llamado por Dios?
b.- ¿Has identificado los factores que te han conducido al estancamiento espiritual y/0 a contemplar la posibilidad de renunciar al ministerio cristiano?
2.- Quien es fiel en lo poco, será fiel en lo mucho (v. 44).
3.- Si nuestra mirada no permanece fija en el Señor Jesucristo, corremos el peligro de caer en el conformismo o quizá, el de experimentar un revés espiritual (vv. 45, 46).

III.- En la obra del Señor cuenta quien asume el reto para desarrollar una gran misión (Hechos 1:6-8).

1.- Dios tiene en su propósito divino, alcanzar el mundo con las Buenas Nuevas (Hechos 1:6-8).
            a.- La proclamación del evangelio no tiene fronteras.
b.- Nunca será suficiente el esfuerzo que hagamos por alcanzar las naciones con el evangelio de Jesucristo.
c.- Siempre existe algún territorio que sea necesario alcanzar para el reino de Dios.
2.- Dios utiliza instrumentos humanos para llevar a cabo Su propósito de alcanzar el mundo con las Buenas Nuevas (Hechos 9:3-5).
a.- El trato de Dios con Saulo fue distinto que con los demás discípulos. Dios trata con cada uno de manera especial (vv.3, 4).
b.- Es necesario tener un encuentro personal con el Señor Jesús de manera permanente (v. 5).
3.- Dios espera que quienes reciben el llamamiento de servirle en Su obra, asuman el reto (Hechos 9:6; 10-19).
            a.- Una pregunta clave: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?”(v. 6).
-          Es necesario que haya aceptación al llamamiento de Dios.
-          Es necesario que haya disposición para servir en la obra de Dios.
b.- La misión de Pablo implicaba una cuota de sacrificio (v. 6).
            c.- En el Plan de Dios, Pablo era un instrumento escogido (v. 15 a).
d.- La misión de Pablo era llevar el evangelio a los gentiles, reyes e israelitas (v. 15 b).

Conclusión:

En la obra del Señor, nadie es menos. Imagine por un instante el momento en el que todos los ministros, de todas las lenguas, naciones y denominaciones, nos reunamos con el Señor Jesucristo. ¿Cuál cree usted que será su ubicación en la mesa donde tengamos esa gran y esplendorosa cena?
Es probable que para algunos sea difícil asimilarlo; tal vez para usted no y, ¡gloria a Dios por eso! Porque todos somos iguales delante del Señor.
Somos instrumentos en manos de Aquél que nos llamó, y nuestra mayor preocupación debe ser la de que –al término de nuestras vidas—podamos ir a la presencia del Señor Jesucristo con la tranquilidad del deber cumplido (2 Timoteo 4:7, 8).
© Fernando Alexis Jiménez

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Por Fernando Alexis Jiménez

Dios nos ama. También ama a nuestra familia. En conjunto, somos muy especiales para Él. Y está dispuesto a escuchar nuestras oraciones y proveernos para las necesidades, como dicen las Escrituras: “Porque sacia al alma menesterosa, y llena de bien al alma hambrienta.”(Salmo 107:9)

Le invito a considerar lo que nos enseña el autor y conferencista, Charles Stanley: “Toda persona es una creación hermosa y especial, junto con necesidades y deseos particulares. Hay, no obstante, algunas necesidades que podemos llamar universales. Son cosas que todas las personas necesitan en sus vidas:

Dios nos ayuda a establecer una relación
una relación sólida

Si hay algo que asegura la permanencia de la familia, la solidez en la relación de pareja y una buena comunicación en el esquema padres-hijos, es el amor, que debe primar en todo momento. “Mi esposa tiene muchos kilos demás, voy a separarme.”, se quejaba un hombre. ¡Sin duda nunca la amó, porque el amor está por encima de las circunstancias! “Mi marido es insoportable con sus achaques”, se lamentó una mujer próxima a los cincuenta años. ¡Lástima, mi hermana: Se ve que nunca amó a su esposo! Comprendo que podrá argumentar que el amor se acaba, con lo cual el asunto es más grave porque si ha dejado de querer a su cónyuge es porque no cultivó el amor, que debe regarse diariamente con palabras y hechos.
            Cuando hay amor, no solo crecemos en nuestra relación familiar, sino que resistimos las situaciones difíciles que puedan tocar las puertas de nuestra casa. El hogar seguirá sólido, nada impedirá que sigamos adelante. Recordemos la historia de una pareja de ancianos de México, quienes llevaban cerca de setenta años casados y aún seguían juntos. “El secreto—le dijo el hombre a los periodistas—ha sido nunca guardar rencores hacia mi esposa. Y ella aprendió ese principio.”. ¡Tremendo ejemplo de vida! El amor nunca deja de ser…

Si hay crisis en familia, debemos someterlas en manos de Dios

Una joven mujer compartía su desesperación por la situación de su hogar. “Mi esposo no es el mismo que conocí, es decir, el novio de mi tiempo de universidad. Es desconsiderado, bebedor y en algunos casos agresivos.”. Compartir la vida juntos se había tornado en un infierno.
            Cuando profundizamos un poco en el asunto descubrimos que al comienzo iban juntos al servicio dominical. Hasta allí todo iba bien. El asunto comenzó a complicarse  cuando decidieron quedarse un poco más descansando, en cama. Iban al mediodía a la reunión de la Iglesia. La costumbre tomó tal fuerza que ya ni siquiera iban al templo. ¡Habían llegado los problemas!

Es esencial testimoniar el amor a nuestra familia

1.  Lectura Bíblica:  Mateo  19:14; 1 Timoteo 5:8; 1 Juan 4:9; 1 Corintios 13.13; Juan 13:35

2. Objetivos:

2.1. Que al término de la reunión de Célula Familiar los concurrentes comprendan la importancia de tener especial cuidado en la formación de nuestros hijos, con amor, tolerancia, comprensión y apoyo.
2.2. Que al término de la reunión de Célula Familiar los concurrentes  comprendan la importancia de impartir una educación fundamentada en principios y valores para los hijos.
2.3. Que al término de la reunión de Célula Familiar los concurrentes  comprendan necesidad de prodigarnos amor como pareja, porque ese ejemplo lo aplicarán los hijos a su propia relación familiar futura.

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