Publicado en "Escuela de Oración"

Los gritos de quienes iban a ser ejecutados en el gueto de Varsovia, no pudieron ahogar sus esperanzas de vida ni el optimismo que les despertaba cada nuevo día, que traía consigo la ilusión de que pronto terminaría la pesadilla.

Allí, en medio de barracas grises y húmedas, en las que reinaba la incertidumbre acerca de quién sería el próximo en emprender el viaje sin retorno, articularon una incipiente orquesta sinfónica, con instrumentos, partituras y director. Cuando los soldados alemanes diezmaron la agrupación, se abrieron paso solistas que cantaban sin el acompañamiento de instrumentos. “Tomamos la decisión de no permitir que nos venciera la desesperanza” revelaría años después Marcel, un judío polaco que vivió esa traumática experiencia.




Cuando comenzamos a desarrollar intimidad con Dios, avanzamos significativamente en el proceso de orar y tener comunicación con Él. Es un nivel al que todos deseamos llegar. ¿Se logra rápidamente? El interrogante tiene dos respuestas: La primera que sí es posible, y la segunda, que esa posibilidad está ligada al grado de dependencia que desarrollamos de nuestro amado Padre celestial.
            El apóstol Pablo, uno de los más grandes discipuladores y apóstoles de todos los tiempos, lo describe en la carta que dirige a los creyentes de Corinto: “¿Qué pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.”(1 Corintios 14:15)
            Observe cuidadosamente que hay dos componentes en esta instrucción: La primera, orar en el espíritu—que es un diálogo directo con Dios—y la segunda, que orar en ese grado de intimidad con el Señor no nos exime de ser conscientes de lo que decimos.
            El autor y evangelista del siglo pasado, R. A. Torrey, escribió: “La verdadera oración es oración en Espíritu, es decir, la oración que el Espíritu inspira y dirige. Cuando venimos ante la Presencia de Dios debemos reconocer “nuestra debilidad”, nuestra ignorancia de qué es lo que debemos pedir, o de cómo orar, y en la conciencia de nuestra total incapacidad para orar bien debemos buscar ayuda en el Espíritu Santo, entregarnos a Él por completo para que dirija nuestras oraciones, guíe nuestros deseos y nos lleve a expresarlos.”(R. A. Torrey. “Cómo orar”. Editorial Peniel. Argentina. 2006. Pg. 66)

Es tiempo de entrar en una nueva dimensión de la oración

La caída por las escaleras se produjo cuando sus hijos la visitaban en casa, un domingo en la tarde.  La conversación que había transcurrido agradable, recordando hechos anecdóticos de la niñez, de pronto se convirtió en una escena que jamás podrían olvidar. La mujer, de setenta años, se desplomó y rodó por los escalones. Fue en vano que corrieran en procura de evitar que se siguiera haciendo más daño.
El drama que se produjo a partir de ese momento sólo podrían describirlo quienes lo protagonizaron. Pasaron varios días en vilo, atentos a las informaciones fragmentarias que les suministraban los médicos especialistas de la unidad de cuidados intensivos de la clínica en la que la recluyeron.

Jamás olvide que la oración es la puerta de entrada
a la dimensión de los milagros


La placa radiográfica proyectada sobre una lámpara blanca no dejaba márgenes de duda: una protuberancia cancerígena estaba colonizando su estómago. El médico meneó la cabeza con preocupación.
--Esto no me gusta para nada—dijo. Miró al paciente. El hombre de mediana edad lo veía  aterrorizado--. Creo que la enfermedad está bastante avanzada. Y debo serle sincero: haremos lo que esté a nuestro alcance--, prosiguió.
Aquél día regresó a casa desolado. Su esposa lloró quedamente y uno de sus hijos se derrumbó en un sofá, como si el mundo se hundiera bajo sus pies.

Es esencial desarrollar intimidad con Dios

Con frecuencia encuentro personas que creen haber cumplido en su relación con Dios simplemente por asistir a los cultos, ofrendar para el Reino y leer uno que otro capítulo de la Biblia. ¡Tremendo error! No se concibe un cristiano que no pase tiempo en oración y no se pensar tampoco que un discípulo del Señor Jesús no experimente crecimiento en la intimidad con Dios. Tiempo y crecimiento en el Señor, son dos asuntos que van de la mano.
           


Es tiempo de acercarnos a Dios hoy mismo



Sobre la oración se ha escrito mucho. Basta que vaya a una librería cristiana para que pueda apreciar la infinidad de títulos y de autores que versan sobre cómo orar y las estrategias para ser eficaces cuando vamos a la Presencia de Dios. Ahora, ¿realmente sirven todos esos textos? Sin duda que sí, entonces, ¿por qué nos avanzamos? Porque hay una enorme brecha entre conocer cómo y vivir el cómo.

Hasta tanto logremos superar esa brecha, probablemente no daremos pasos sólidos para experimentar crecimiento en nuestra espiritualidad. De lo contrario, sin duda, nos moveremos en un desasosiego permanente, sin poder llenar el vacío que representa no poder sostener una relación íntima y edificante con el Dador de la vida.

Si ha caminado por ese sendero de búsqueda que parece interminable y a primera vista se aprecia que se pierde en un horizonte lejano, llegó al lugar apropiado.

Llegue a una conclusión: Quizá no sabe orar y ¡necesita aprender! Creo que todos hemos pasado por ese momento decisivo en nuestra vida espiritual. Y cuando dejamos de lado todo viso de orgullo para dar paso a contemplar la posibilidad de que si bien no sabemos orar, deseamos aprender cómo y reconocer que quien puede ayudarnos es Dios mismo.

Dios nos ayuda a orar como debemos

Al dirigirse a los creyentes de Roma en el primer siglo, que sin duda experimentaban al igual que nosotros inquietud sobre cómo orar, el apóstol Pablo sentó las bases del principio más maravilloso que podemos aplicar a nuestra espiritualidad devocional: Dios nos enseña a orar.

Él escribió: “Además, el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y el Padre, quien conoce cada corazón, sabe lo que el Espíritu dice, porque el Espíritu intercede por nosotros, los creyentes,  en armonía con la voluntad de Dios.”(Romanos 8:26, 27. NTV)

¿Se ha preguntado alguna vez si su oración está llegando a la Presencia del Señor? Creo que a todos nos ha ocurrido. Es una expectativa que quisiéramos colmar, con esa misma ansiedad de quien espera que toquen a la puerta de su apartamento y un cartero con rostro sonriente le saluda y luego le dice: “Aquí Dios le envía un mensaje”. Usted mira el sobre, cuidadosamente acomodado, y sabe que ahí está la respuesta pero al mismo tiempo una amalgama de sentimientos le lleva a sentir temor de abrirlo.

¡Dios nos ha enviado un mensaje claro sobre cómo orar! Está en las Escrituras y es Pablo quien lo deja claro: El Espíritu Santo intercede por nosotros y nos ayuda a orar como debiéramos. Es Dios mismo quien nos guía por el sendero apropiado.

Aprendemos del Maestro de maestros

Cuando procuramos cómo orar adecuadamente, y más si estamos desarrollando algún ministerio en la extensión del Reino de Dios, debemos acudir al ejemplo que nos brinda el Señor Jesús y que se consigna en los Evangelios.

Una buena sugerencia es que tome la Biblia y comenzando desde Mateo hasta concluir en Juan, resalte con colores cada uno de los pasajes donde se habla de la oración y de algo que era una disciplina diaria en el Señor Jesús: Orar.

Medite en esos versículos y pregúntese de qué manera puede aplicarlos a su vida. Puedo asegurarle que iniciará un proceso maravilloso de crecimiento espiritual que irá en aumento cada día.

Comience sus jornadas en oración

Con más frecuencia de lo que quisiéramos, estamos muy ocupados con los quehaceres que tenemos escritos en la agenda, pero también aquellos que salen al paso y que nos resultan inevitables.

Abrimos los ojos al sonar la alarma del reloj despertador—lo más probable es que el primer pensamiento sea para Dios--, e inmediatamente tomamos conciencia que llegó la hora de emprender un nuevo día y de atender múltiples compromisos, compromisos que a veces nos esclavizan.

¿Cuál es el primer punto que debemos atender? Sin duda el hablar con Dios, quien guía nuestros pasos y es quien prospera nuestros planes y proyectos cuando los sometemos en Sus manos (Salmo 37:5) Pero, seamos sinceros: No lo hacemos así.

Generalmente saltamos de la cama y emprendemos el ritual de arreglarnos, tomarnos un desayuno ligero e ir al trabajo; nos ocupamos ocho horas o quizá más en la oficina o la factoría, y regresamos cansados para reiniciar el ciclo unas cuantas horas después.

Nuestro amado Salvador  iniciaba su día en oración. El evangelista Marcos relata que: “A la mañana siguiente, antes del amanecer, Jesús se levantó y fue a un lugar aislado para orar.”(Marcos 1:35. NTV)

¡Claro que las jornadas de Jesús eran intensas, pero aun así, no por ello dejaba de orar! Esa práctica de intimidad con el Padre que era cotidiana en el Salvador, no era cuestión de unas veces y otras no, sino de todos los días, recién comenzaba a amanecer.

Como apreciará, es tiemplo de aplicar modificaciones a nuestra cotidianidad y empezar cada mañana en oración, que sin duda, agrada a nuestro amado Creador. El rey David lo expresó con las siguientes palabras: “Oh Dios, tú eres mi Dios; de todo corazón te busco. Mi alma tiene sed de ti; todo mi cuerpo te anhela en esta tierra reseca y agotada donde no hay agua.”(Salmo 63:1. NTV).

Es esencial que no solo anhelemos a nuestro Padre celestial como un rapto de emocionalismo, sino con un corazón sincero, y que desarrollemos intimidad con Él emprendiendo cada día con oración.


Tome decisiones, pero con oración

Desconozco cuántas veces ha cometido errores por decisiones equivocadas. En mi caso han sido muchas las veces que fallé al inclinarme por un negocio, un viaje o simplemente una compra doméstica. Minutos, horas o días después me arrepentí. ¡No había nada qué hacer!

Lo más probable es que a todos nos ha ocurrido lo mismo. Nos dejamos guiar por amistades o quizá un promotor comercial. Nos pintan un panorama alentador, que promete mucho. Llegado el momento comprendemos la magnitud del equívoco.

Nuestro Maestro Jesús no tomaba decisiones sin antes consultarlas al Padre. Sus actuaciones estaban rodeadas por oración, como lo leemos en Evangelio de Lucas: “Cierto día, poco tiempo después, Jesús subió a un monte a orar y oró a Dios toda la noche.”(Lucas 6:12. NTV)

¿Por qué lo hizo? Porque al día siguiente debía escoger a sus discípulos. Y Él oró sin medir el paso de las horas. Intimidad con Dios. Permanencia en Él.

Un principio que aprendemos para nuestra vida práctica de fe, es orar antes de decidir algo, incluso aquello que nos parezca muy trivial.

Termine sus jornadas en oración

Lo mejor que podemos hacer como discípulos de Jesús el Señor, es comenzar nuestras actividades diarias en oración, pero además, terminar las jornadas en búsqueda del rostro de Dios.

Aun cuando estaba muy cansado, nuestro Salvador lo hacía siempre. No había excusa. El evangelista Mateo lo describe así: “Después de despedir a la gente, subió a las colinas para orar a solas. Mientras estaba allí solo, cayó la noche.” (Mateo 14:23. NTV)

¡Cuántas veces pretextamos estar muy cansados para no orar! No le ha ocurrido a usted solamente. A mí, al vecino, a todos. Y el hecho de tratarse de un comportamiento o hábito común, no significa que sea bueno. Por el contrario, es equivocado y nos lleva a errores, por con Dios iniciamos el día y con él, debe terminar.

Sólo cuando aplicamos modificaciones a nuestro esquema de oración, podemos expresar: En paz me acostaré y dormiré, porque solo tú, oh Señor, me mantendrás a salvo.”(Salmo 4:8. NTV)

No es asunto de si queremos o no, sino de evaluar qué nos conviene. Y usted está llamado a tomar decisiones radicales, que con ayuda de Dios, permanezcan en el tiempo.

¿Cuánto tiempo orar?

Con frecuencia al dictar conferencias me preguntan: ¿Cuánto tiempo debemos orar? Y mi respuesta es invariablemente la misma: Todo cuanto más pueda.

El apóstol Pablo reafirma este principio cuando enseña: Nunca dejen de orar.”(1 Tesalonicenses 5:17.NTV)

Orar debe ser un principio de vida que no se circunscribe a tiempo, sino más bien, a la disposición de nuestro corazón. Orar siempre.

Le animamos para que evalúe su vida de oración y, desde hoy, aplique modificaciones en la meta que nos asiste de desarrollar intimidad con Dios…

Preguntas para evaluar su vida de oración y experimentar crecimiento diario:

Por favor, tome tiempo para leer las preguntas. En caso de que hayan citas bíblicas, búsquelas y medite sobre lo que enseñan a su vida. Podemos asegurarle que experimentará crecimiento espiritual cada día…

a. ¿Qué significa para su vida el pasaje de Romanos 8:26, 27?¿Qué le enseña particularmente en cuanto a la oración?
b. ¿Considera que sus oraciones están llegando a la presencia de Dios?¿Por qué razón considera que tal vez no es así?
c. ¿Por qué es importante iniciar nuestras jornadas en oración (Salmo 37:5)?
d. ¿Con cuánta frecuencia iniciamos nuestras jornadas en oración?
e. ¿Qué debemos hacer cuando nuestro anhelo es Dios en nuestra vida (Salmo 63:1)?
f.  ¿Cómo iniciaba y terminaba el Señor Jesús sus jornadas (Marcos 1:35; Mateo 14:23)?
g. ¿Qué nos garantiza, en nuestra vida diaria, el que pasemos tiempo en oración (Salmo 4:8)?
h. ¿Hemos meditado en torno a cuánto tiempo debemos orar (1 Tesalonicenses 5:17)?


Es importante desarrollar una buena relación con Dios, en oración
¿Realmente sabemos orar?

Hace pocos días leí un libro que—lo confieso—me llamó poderosamente la atención pero, además, me movió los cimientos. Muy sencillo, a decir verdad, pero con dos interrogantes que todavía me tienen inquieto: ¿Sabe usted orar?¿Se ha preguntado por qué sus oraciones no son eficaces?

            El autor, de quien prefiero guardar reserva, dio en el punto. Creo que usted, ahora mismo, quedará igual de intranquilo con los dos cuestionamientos.

            ¿A qué se debe esto? A que pasamos poco tiempo en oración o tal vez, si oramos, divagamos en palabras y no vamos al asunto central, el que nos motiva a doblar rodilla. Y si acaso oramos, seguimos guardando en el corazón un profundo vacío. Tal vez no actuamos movidos por la fe sino por la desesperación. Un laberinto sin salida, sin duda.

            En uno de sus célebres sermones de la década de los setenta, el famoso evangelista Billy Graham dijo: “La oración es una conversación de ida y vuelta. Hablamos con Dios, y Él habla con nosotros. Como cristianos tenemos un Padre celestial que escucha y contesta nuestras oraciones… Jesús lo dijo: “Todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis…”(Mateo 21.12) No hay hombre o mujer cuya vida haya sido de valor positivo en la iglesia y en el Reino de Dios que no haya sido una persona de oración. Es mal negocio argumentar que estamos demasiado ocupados y no orar. Un cristiano que no ora es un cristiano impotente. Jesús nuestro amado Salvador pasó muchas horas en oracióbn. A veces estuvo toda la noche en la cumbre de una colina, en comunión con Dios el Padre. Y si él sentía la necesidad de orar, ¡Cuánto más precisamos usted y yo de la oración!”(Citado por Joan Winmill Browm, en “Día a día con Billy Graham”. Editorial Mundo Hispano. EE.UU. 2008)

            Siempre resulta bien hacer un alto en el camino y preguntarnos cómo anda nuestra vida de oración. Como cristianos y más si ocupamos una posición de liderazgo, reviste particular importancia que pasemos tiempo en la Presencia de nuestro Hacedor.

            En las Escrituras leemos que nuestro Señor Jesús oraba continuamente. Iniciaba y terminaba sus extenuantes jornadas en oración (Mateo 14:23; Marcos 1:35, 6:12). Otros autores del Nuevo Testamento, como el apóstol Pablo y Judas, insisten en la necesidad e importancia de orar (1 Tesalonicenses 5:17; Romanos 8:26, 27; Judas 20)

            Iniciamos hoy el Segundo Nivel de la Escuela de Oración. Nuestro clamor al Padre celestial es que el material se constituya para usted en una valiosa herramienta, que contribuya decididamente a su crecimiento espiritual, y que pueda aprovechar al máximo las pautas que ofrecemos—con fundamento en la Biblia—para que otras personas experimenten enriquecimiento espiritual.

            ¡Bienvenido a la maravillosa experiencia de orar!

Fernando Alexis Jiménez, autor

Léanos en www.guerraespiritual.org y www.bosquejosparasermones.com 


El jugador cristiano, Radamel Falcao García, ejerce su fe dentro y fuera de la cancha
El pastor evangelista Marcos Vidal puede presumir de tener dos feligreses de altura. Entre los cerca de mil asistentes que acuden cada fin de semana a su iglesia, el predicador ha podido contar en los últimos años con la presencia de deportistas ilustres como Radamel Falcao o Kaká.
Es cierto que con el brasileño tengo más relación, pero para mí es un auténtico orgullo poder contar con ellos en nuestra comunidad”, cuenta Vidal a EL TIEMPO, diario de Colombia en su edición impresa.
Vidal, conocido también por su faceta musical además de por su labor religiosa, se siente muy orgulloso del trabajo que está realizando en Madrid: “Tengo la suerte de contar con una iglesia tan numerosa como la de Salem. Quizá mi influencia en Latinoamérica hace que pueda servir de referente para la gente nueva que viene a la ciudad”.
Su iglesia, situada en el humilde barrio madrileño de Carabanchel, es la más numerosa de todas las evangelistas de la capital española. Es allí, en la casa de Dios, donde conoció por primera vez al ‘Tigre’.
Vidal dijo: “Recuerdo que vino junto a su mujer (Lorelei Tarón) cuando jugaba en el Atlético de Madrid. Los años que vivía aquí acudía con mucha frecuencia. Pero es cierto que en varias ocasiones llegaba justo cuando comenzaba el culto y se iba nada más finalizar o incluso unos minutos antes para no llamar la atención”. Para él, el ariete colombiano es un auténtico ejemplo de humildad y compromiso: “Es una persona muy tranquila y fiel, con unos valores claros y consolidados. Además de ser un hombre campechano y accesible. Nuestra relación ha mejorado bastante con el paso del tiempo”.
La concepción que Vidal tenía sobre Falcao cambió el día en que comprobó la desmedida y desinteresada generosidad de su pupilo. “Poco tiempo después de que se fuera para fichar por el Mónaco vimos que nuestra cuenta bancaria recibía un ingreso importante. Luego comprobamos que había sido él”, explica con alegría el guía espiritual de un futbolista que quiso acordarse de los suyos desde Francia. “Sabía que nosotros estamos en un local alquilado y que intentamos hacernos con un sitio fijo. Por eso hizo el ingreso sin que le pidiésemos nada”, rememora enternecido.
En ese momento, el religioso no dudó en escribir a Falcao: “Le mandé un mensaje privado a través de Twitter agradeciéndole el gesto y él me contestó que lo había hecho con mucho gusto”. 
Meses después, el ‘killer’ repetiría movimiento con otra nueva inyección monetaria.
Debido al actual proceso de recuperación de su lesión, Falcao ha vuelto a ‘casa’. “Aunque hemos mantenido siempre el contacto, estoy contento de haberle vuelto a ver por aquí físicamente aunque sea por motivos de salud. Me lo he encontrado muy fuerte y ahora hay que pedirle a Dios que le permita estar disponible para ayudar a Colombia en el Mundial”, expone confiado.
Llegue o no a Brasil, Vidal jamás olvidará la colosal colaboración de uno de los mejores atacantes del planeta.
Autor: NACHO LABARGA - Para EL TIEMPO - Madrid
NOTA IMPORTANTE: Este reportaje se escribió antes del Mundial del Fútbol. No obstante hay que anotar que Falcao sigue siendo cristiano evangélico y asiste a una iglesia.
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