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No permita que nada ni nadie roben su felicidad

Si algo le molestaba a Lucía era que su esposo se enojara desde muy temprano en la mañana. “Es de mal carácter”, solía repetir. Olvidaba que así era cuando lo conoció, y lo que veía ahora, era el fiel reflejo de un hombre sujeto al paso de los años, que no encontraba muchos motivos alentadores para quedarse en casa. Ese mal humor de su cónyuge y las constantes ausencias, llevaban a la joven mujer a perder el sueño, y esperarlo hasta altas horas de la madrugada…
            Raúl tiene 21 años. Muy joven aún. Está terminando la universidad. Cursa ingeniería. Está lleno de energía, sueños y ganas de vivir. No obstante, cada vez que se encuentra próximo a un examen parcial, pierde la alegría y entra en depresión. Basta que mire el calendario y anticipe que vendrán las evaluaciones académicas, para experimentar desolación y la sensación de que los días son grises así el sol brille en lo alto.

Es esencial desarrollar intimidad con Dios

Con frecuencia encuentro personas que creen haber cumplido en su relación con Dios simplemente por asistir a los cultos, ofrendar para el Reino y leer uno que otro capítulo de la Biblia. ¡Tremendo error! No se concibe un cristiano que no pase tiempo en oración y no se pensar tampoco que un discípulo del Señor Jesús no experimente crecimiento en la intimidad con Dios. Tiempo y crecimiento en el Señor, son dos asuntos que van de la mano.
           

Dios nos permite vencer las adicciones

“Conocí a Cristo hace seis años, en un barrio de extramuros de ciudad de México. Estudié ingeniería electrónica, pero me retiré en el cuarto año. Y estaba en ese barrio porque soy adicto a las drogas. Probé en la universidad marihuana, a través de una novia, pero luego seguimos con cocaína. Dejé de estudiar y consigo la manutención y el dinero para proveerme de droga, elaborando manillas que vendo a los transeúntes. Busco de Dios, dejo fumar por un tiempo, y vuelvo a lo mismo. Quiero salir pero no se cómo. Estoy desesperado y he pensado que solo la muerte podría liberarme.”


Pregúntese qué está afectando su vida espiritual

¿Por qué motivos debemos orar? Una pregunta de suma importancia. Si bien es cierto, en la Escritura encontramos que Dios conoce cuáles son nuestras necesidades, no estamos exentos de ser específicos en nuestras oraciones. Pueden ser por crecimiento espiritual, salud, provisión financiera, paz para nuestro ser, la conversión de un familiar y que el Señor te revele cuál es Su plan para tu vida, entre otras.
            Comenzar y terminar nuestra jornada, prendidos de la mano de Dios en oración, nos asegura dar pasos de victoria, como nos enseñó Jesús el Señor con su ejemplo: “En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo”(Mateo 14:22, 23).

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