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Dios desea que experimentemos crecimiento familiar
Si usted está vivamente interesado en fortalecer su relación de pareja y, de paso, ejercer una influencia transformadora sobre sus hijos, es importante que se formule dos preguntas que marcarán impacto en su vida: ¿Qué estoy invirtiendo en mi familia?, y la segunda: ¿Qué estoy dispuesto a sacrificar por mi familia?

Generalmente las personas esperan lo mejor de la vida—como si el mundo entero tuviera una deuda con ellas—y eso aplica al entorno familiar. Esperamos vivir sin conflictos, manteniendo unas buenas relaciones con el cónyuge y los hijos, pero a cambio no queremos dar nada. Creemos equivocadamente que mis familiares están en deuda conmigo—bien sea porque proveo, porque concino, porque mantengo todo en orden, porque doy las órdenes—y me deben prodigar amor, cuidados y respeto.

Quien ora a Dios entra en una nueva dimensión
1.- Lectura Bíblica: Mateo 18:19, 20

2.- Versículo para Memorizar:
También les digo lo siguiente: si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra con respecto a cualquier cosa que pidan, mi Padre que está en el cielo la hará. Pues donde se reúnen dos o tres en mi nombre, yo estoy allí entre ellos.”(Mateo 18: 19, 20. NTV)
3.- Reflexión en la Palabra de Dios:

Orar a Dios constituye un verdadero reto. Y le digo que un reto porque en una sociedad como la nuestra, carente de principios y valores, el que haya alguien convencido de la respuesta a su clamor, es difícil de encontrar.

Es importante luchar por la unidad de pareja
“Por muchos años mi vida ha sido una concatenación de esfuerzos: terminar la universidad, conseguir un trabajo, ganar un poco más de lo habitual para comprar la casa, adquirir un auto cómodo para toda la familia, y vea usted: Hoy mi situación familiar es un caos. Comprendo que, como solemos repetir en Latinoamérica, son “males buscados”. La relación de pareja se enfrió. Vivimos casi por inercia, por costumbre. Lo que más me duele son mis hijos. Dos adolescentes. Si hay alguna salida, quisiera saberlo…”
J.L.M.,  desde Santa Cruz, Bolivia


Por Fernando Alexis Jiménez
Si usted le pregunta a cualquier persona, de la religión que sea, si sabe lo que es orar, le responderá que sí. Si avanza un poco más y le interroga respecto a por qué y para qué orar, es probable que comience a tartamudear y si llega al último nivel y le sondea respecto a cuánto tiempo pasa orando, lo más probable es que le dirá que muy poco o nada. “Cuando me acuerdo”, fe lo que dijeron varias personas en una encuesta que realizamos hace pocos días.
La oración es una de las prácticas que más se menciona cuando alguien habla sobre espiritualidad. Lamentablemente es muy poco lo que se practica, y más cuando se trata del pueblo cristiano. Es más, usted, ¿pasa tiempo en oración?
                Leí una reflexión de Myles Munroe que comparto con usted: “La verdadera pregunta no es si la oración es válida o no, sino más bien, ¿entendemos el arte de orar y conocemos cómo funciona? Comencemos haciendo un viaje a la tierra de la duda, deshaciéndonos del escepticismo y activando el más maravilloso poder que todo ser humano pose: el poder para influir en la tierra desde el cielo por medio de la oración”(Myles Munroe. “Entendiendo el propósito y el poder de la oración”. 2013. Whitaker House editores. Pg. 10)

El diálogo y el entendimiento en familia son
muy importantes

1.- Lectura Bíblica: Josué 24:15

2.- Meditación familiar:

Lucía tuvo una discusión con su esposo. Una diferencia que pudo resolverse a tiempo. Fácilmente, de haber hecho un alto en el camino. No obstante, no supo cuándo detenerse. Las ofensas subieron de tono. Su esposo no respondió palabra. Simplemente salió, y nunca volvió. Los esfuerzos de la joven mujer por encontrarlo, resultaron infructuosos.
                Ramiro se enredó con una mujer distinta de su esposa, con solo responder a un mensaje en las redes sociales., Palabras que despertaron inicialmente su curiosidad y que se convirtieron, a la postre, en las puertas abiertas para un encuentro extramarital.  Su esposa lo descubrió y decidió romper con su relación matrimonial. Aunque Ramiro le juró una y mil veces que jamás lo volvería a hacer, ella no desconoció su promesa sino que se fue a trabajar a otra ciudad.

Dios nos ayuda a crecer como familia

1.- Lectura Biblica: Mateo 7:24-27

2.- Meditación familiar:

Cierta joven con la que hablé al término de una conferencia en la Universidad, me compartió su razón para no caer en la promiscuidad sexual como había acontecido con el resto de sus compañeros. “Mis padres me formaron en principios cristianos; por ese motivo tengo muy claro que no puedo ni debo ceder a mis deseos simplemente para obtener un placer momentáneo. Cuando decida la intimidad con alguien, ese alguien será mi esposo para siempre”, dijo.
                Puede que su posición no resultara muy popular en el campus universitario, pero puedo asegurarle que no solo le evitó muchos dolores de cabeza sino que se convierte en el primer paso para construir un matrimonio sólido.

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