Todas las publicciones

Dios nos ayuda a crecer como familia

1.- Lectura Biblica: Mateo 7:24-27

2.- Meditación familiar:

Cierta joven con la que hablé al término de una conferencia en la Universidad, me compartió su razón para no caer en la promiscuidad sexual como había acontecido con el resto de sus compañeros. “Mis padres me formaron en principios cristianos; por ese motivo tengo muy claro que no puedo ni debo ceder a mis deseos simplemente para obtener un placer momentáneo. Cuando decida la intimidad con alguien, ese alguien será mi esposo para siempre”, dijo.
                Puede que su posición no resultara muy popular en el campus universitario, pero puedo asegurarle que no solo le evitó muchos dolores de cabeza sino que se convierte en el primer paso para construir un matrimonio sólido.

Dios nos lleva a nuevos niveles de crecimiento familiar

1.- Lectura Bíblica: Filipenses 3:12-15

2.- Versículo para Memorizar:

Que todos los que son espiritualmente maduros estén de acuerdo en estas cosas. Si ustedes difieren en algún punto, estoy seguro de que Dios se lo hará entender;  pero debemos aferrarnos al avance que ya hemos logrado.”(Filipenses 3:16. NTV)

3.- Reflexión en la Palabra de Dios:

Cuando me dirijo a grupos de personas en conferencias o cuando escribo sobre los fundamentos para edificar una familia sólida, el asunto despierta interés. No he visto jamás un esposo o una esposa que desestime el asunto. Hay muchas razones. Han descubierto que tras muchos años de convivencia, la relación enfrenta dificultades y, si no se toman decisiones oportunas, amenaza con un fraccionamiento hasta llegar al divorcio.

Cuando Dios gobierna la familia todo llega a ser diferente
¿Qué hacer cuando las familias enfrentan crisis? ¿Hay salidas al laberinto? Frente a las dificultades, muchas personas hacen acopio de toda la artillería de libros sobre sicología, motivación o superación que han leído. No obstante, sus esfuerzos resultan vanos e invariablemente les conducen al desaliente. Es en ese momento cuando optan por separarse.

Dios nos concede unidad en la relación familiar

1.- Base Bíblica: Josué 24:15; Mateo 7:24-27; Filipenses 3:12-16
2.- Objetivos:
2.1.- Que al término de la Célula Familiar, los participantes reconozcan la importancia de trabajar en la edificación de familias sólidas.
2.2.- Que al término de la Célula Familiar, los participantes comprendan la necesidad de aplicar sanos principios  y valores en la edificación de una familia sólida.
2.3.- Que al término de la Célula Familiar los participantes asuman en su vida la perseverancia en la meta de edificar una familia sólida.

3.- Desarrollo del tema:

Lucía tuvo una discusión con su esposo. Una diferencia que pudo resolverse a tiempo. Fácilmente, de haber hecho un alto en el camino. No obstante, no supo cuándo detenerse. Las ofensas subieron de tono. Su esposo no respondió palabra. Simplemente salió, y nunca volvió. Los esfuerzos de la joven mujer por encontrarlo, resultaron infructuosos.

La familia debe ser nuestra prioridad siempre

Por Fernando Alexis Jiménez
¿Cómo es que un ministro cristiano cuya fortaleza de enseñanza es la oración, la intercesión y la guerra espiritual, termina orientando sus esfuerzos a escribir y predicar temas sobre la familia?
            Esta es una de las preguntas frecuentes que me formulan los lectores y amigos a través de las Redes sociales, correos electrónicos o al término de alguna conferencia.
            Pero darles una respuesta no es fácil porque llegar a ese punto obedeció a un largo trasegar espiritual que me llevó a experimentar crisis, períodos de desierto, etapas de auto evaluación, búsqueda de Dios hasta finalmente, redireccionar mi desenvolvimiento ministerial.

El poder de Jesucristo rompe nuestras cadenas

1.- Lectura Bíblica: Isaías 59:1, 2

2.- Versículo para memorizar:

¡Escuchen! El brazo del Señor no es demasiado débil para no salvarlos, ni su oído demasiado sordo para no oír su clamor.”(Isaías 59:1. NTV)

3.- Reflexión en la Palabra de Dios:

Iba de camino a la oficina cuando una gritería me hizo volver la mirada. En pleno centro de la ciudad, atestado de personas ansiosas por llegar a tiempo a sus trabajos, sorprendieron a alguien robando. Algunos querían golpearlo; yo reconozco que intervine. “No le hagan daño. Entréguenlo a las autoridades”, les aconsejé.
            Era alguien joven. Robaba para comprar drogas. “No puedo vencer; es más fuerte que yo”, repetía al tiempo que imploraba piedad.
            Al encaminarme a mi espacio de trabajo reflexionaba cuántas personas están sujetas a cadenas de las que creen no podrán escapar. Para unos es el adulterio, para otros la mentira, o las drogas o el robar. Son infinitas las posibilidades de estar atado. Una vez se cae en la red, parece difícil escapar. ¡Mentiras de Satanás! Dios nos ofrece una salida, nos libera, nos da una oportunidad. Es necesario confiar que Él obrará y sabe cómo hacerlo de la manera adecuada ene l momento oportuno.
            Puede que nuestra situación particular resulte desesperada. Quizá una adicción o algo que nos impide vencer la inclinación a caer en lo mismo. ¡Hay una salida al laberinto! Rita es una joven universitaria de mi ciudad que descubrió la eficacia de someter nuestras debilidades en manos de Dios y procurar su ayuda. “Había asumido la costumbre de consumir drogas los fines de semana, especialmente los viernes después de salir de la universidad. Sentía que no podía esperar que llegara ese día. Como me recomendó, decidí someter esa adicción al Señor Jesús. ¡He vencido! Llevo tres semanas sin consumir y creo que saldré adelante. Oro todas las noches a Dios que me conceda la fortaleza.”
            Cuando vamos a la Biblia leemos: “¡Escuchen! El brazo del Señor no es demasiado débil para no salvarlos, ni su oído demasiado sordo para no oír su clamor. Son sus pecados los que los han separado de Dios. A causa de esos pecados, él se alejó y ya no los escuchará.”(Isaías 59:1, 2. NTV)
            Luis Carlos es otra persona joven. Lo conocí cuando daba unas conferencias fuera de Cali. “No puedo dejar de ser infiel ni de ver fotografías inmorales. Es una adicción.” Me compartió. Le hablé de la misericordia del Señor Jesús que perdona nuestras faltas y nos ofrece una nueva oportunidad. “Dios puede ayudarte”, le dije. Y lo guié a hacer la oración de fe.
            Pasaron ya tres años desde aquél momento. Hace dos meses vi un correo electrónico. En él me compartía que ha salido victorioso. Está marchando fiel a su esposa. “Dios realmente responde cuando oramos y confiamos”, me decía en el mensaje.
            Estoy convencido que también para usted y para su familia hay esperanza. Basta reconoce nuestras limitaciones humanas y que sólo con Su poderosa ayuda, podemos vencer. Le aseguro que nada nos detendré. Saldremos airosos. Dios nos concede la fuerza necesaria para dar pasos hacia la victoria. Él tiene todo el poder.
Si se decide hoy por el Señor Jesús, si le abre las puertas de su corazón y decide cambiar, puedo asegurarle que se llevará una grata sorpresa. ¡Podrá ser libre!
            Pongo a su consideración las palabras de un autor que leí hace algunos días: “Optar por la fe cristiano no significa aceptar una filosofía o un juego de normas, o creer en una lista de principios abstractos; abrazar la fe cristiana no es otra cosa que permitirle a Dios que entre y viva en nosotros… Abrazar la fe cristiana significa convertirnos. Y para eso hay que darle la vuelta y caminar en dirección opuesta—la verdadera dirección—con Jesús”(Dennis Bennet. “El Espíritu Santo y usted”. Editorial Vida. 1971. Estados Unidos. Pag. 11) ¡Decídase hoy a cambiar! Nuestro amado Dios romperá sus cadenas…

4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:

a.- ¿Está sujeto a alguna adicción?
b.- ¿Ha intentado salir de la situación por la que atraviesa?
c.- ¿Qué dificultades ha enfrentado para ser realmente libre?
d.- ¿Ha depositado su confianza en Dios para vencer las adicciones?
e.- En adelante deposite toda su confianza en el poder liberador de Jesucristo para romper sus cadenas… Confíe en Él, dependa de Él, verá los resultados…




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