Recibir al Señor Jesús es una maravillosa experiencia |
“Asistí
a la iglesia hace algunos días. Me gustó el mensaje que predicó el pastor. Muy
claro. Habló bastante sobre lo que estoy atravesando. Recibí a Cristo en mi
corazón. Lo que me pregunto es, ¿ahora qué sigue?”.
L.M.Z. Lima, Perú
Respuesta:
Recibir a Jesús como señor y Salvador es algo
maravilloso, una experiencia que—si la asumimos a conciencia—resulta
inolvidable. ¿Qué implica ese paso? Al menos tres cosas: la primera, dejar
atrás una vida de pecado; la segunda, comenzar a ser una nueva criatura, y en
tercer lugar, vivir la experiencia de ser hijo de Dios.
Es
probable que diga: “Vamos despacio; lo
que dice es maravilloso pero quiero entender a cabalidad qué significado tiene
la decisión que tomé de recibir al Señor Jesucristo, y también, ¿qué sigue
ahora?”. De acuerdo. Se trata de algo muy grandioso. Estudiémoslo juntos,
paso a paso.
Es abandonar una vida
pecaminosa
Dios
creó al hombre con un propósito maravilloso: que disfrutara la vida por
siempre. “Dios el Señor había plantado un jardín en
Edén, al oriente, y allí puso al hombre que había formado. Tomó, pues, Dios el
Señor al hombre y lo puso en el jardín del Edén, para que lo cultivara y lo
guardara. Y Dios el Señor mandó al hombre: “Puedes comer de todo árbol del
huerto; pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás. El día
que comas de él, de cierto morirás” (Génesis 2:8, 15-17).
Obrando
en contravía con los planes divinos, el hombre hizo justamente lo que el Señor
le advirtió que no hiciese. Esa decisión errada que conocemos como pecado (Lea
por favor Génesis 3:1-7) separó al género humano de Dios. “Porque
la paga del pecado es la muerte. Pero el don gratuito de Dios es la vida eterna
en Cristo Jesús Señor nuestro”(Romanos 6:23).
Esa
era la condición en la estábamos cuando aceptamos al Señor Jesucristo como
Salvador...
Somos nuevas criaturas en Cristo
Aunque
estábamos distanciados del Dios y Padre como consecuencia del pecado, el Señor
Jesucristo murió en la cruz por ti y por mi. Él vertió su sangre en la cruz.
Fue un sacrificio vivo para cargar con todos tus pecados. Nos hizo libres de
toda atadura de pecado.
El
apóstol Pablo lo explica de manera clara y sencilla: “A
vosotros que estabais muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra
carne, os dio vida con Cristo, y perdonó todos vuestros pecados. Canceló la
nota de nuestra deuda que consistía en ordenanzas desfavorables a nosotros; la
quitó y la clavó en la cruz”(Colosenses 2:13, 14).
Todo
su pasado lleno de errores, fue borrado. No importa cuánta maldad hayas
cometido, ahora frente a tus ojos se abren las páginas en blanco de los nuevos
capítulos que debes escribir. Todo será nuevo.
¿Qué
leemos en la Palabra ?
“Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva
creación. Las cosas viejas pasaron, todo es nuevo. Y esto proviene de Dios,
quien nos reconcilió consigo por medio de Cristo, y nos dio el ministerio de la
reconciliación”(2 Corintios 5:17, 18). ¡Tú eres una nueva
creación en Cristo!
Es el inicio de una nueva vida
Cuando
andaba inmerso en un mundo de pecado, estabas distanciado de Dios. No tenía esperanza. Su vida era un caos. Estando en una situación de perdición, no
tenía conciencia de su verdadera condición.
¡Iba camino al abismo!
En
la Palabra
leemos: “En otro tiempo, debido a vuestras malas
obras, vosotros erais extranjeros y enemigos en vuestra carne. Pero Cristo os
ha reconciliado por su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para
presentaros santos, sin mancha e irreprensibles ante él...”(Colosenses 1:21,
22).
¡Esto
es maravilloso! ¿Se cuenta? Es una nueva criatura. El pasado quedó en el
pasado. La condición de pecado fue limpiada. ¡Es limpio, por la obra del Señor
Jesucristo, ante los ojos de Dios!!Eres su hijo!
Le
felicitamos por dar ese paso hacia una nueva vida, y mis más sincera
recomendación es que siga prendido de la mano del Señor Jesús, quien nos lleva
a la victoria.
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