Descubra qué afecta su vida de oración |
Fernando Alexis Jiménez
Con frecuencia olvidamos que en
el ámbito espiritual tenemos a disposición tres fundamentos para la victoria:
la oración, el estudio sistemático de la Biblia y la fidelidad en seguir al
Señor Jesús. Ahora sin nos enfocamos específicamente en el tema de la oración,
¿Cuál es en sus propias
palabras el significado de orar?¿Qué significa para usted y para su vida la
oración?
Es
probable que tenga las ideas
preconcebidas que nos forjaron desde la iglesia
tradicional a la que asistía, en la cual orar era una concatenación de frases,
muchas veces sin mayor trascendencia para nosotros, conocidas como oraciones,
novenas y letanías. Al respecto el Señor Jesús fue muy claro en señalar: “Y orando, no uséis de vanas repeticiones, como los
gentiles, que piensan que por su palabrería, serán oídos. No os hagáis, pues,
semejante a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad,
antes que vosotros se lo pidáis.”(Mateo
6:7, 8).
El
autor cristiano, Watchman Nee, al abordar el asunto de por qué nuestras
oraciones carecen de trascendencia, escribió: “La oración verdadera hará que nos mezclemos completamente con Dios y
lleguemos a ser personas con dos elementos constitutivos: Dios unido al hombre.
De manera que cuando oramos, Dios ora a través nuestro, y nosotros oramos
conforme a Su voluntad. Cuando Él ora desde nuestro interior, expresamos las
oraciones adecuadamente. Él y nosotros somos uno, tanto interior como
exteriormente, y oramos al mismo tiempo. En ese momento Dios y nosotros no
podemos estar separados. Esto cumple el propósito de Dios y es la verdadera
oración que aprendemos en la Biblia.”(Citado en el libro: “Un hombre de
oración. LSM editores. 2001. EE.UU. Pg. 15)
El
primer paso entonces es determinar qué es oración para nosotros y si de verdad,
esa oración íntima con Dios, en la que nos adentramos en Su Presencia. He aquí
una descripción sencilla: “La oración es
un diálogo con nuestro amado Dios bajo la certeza de que Él nos escucha”.
El Señor Jesús
nos enseñó a orar…siempre
Formúlese una pregunta: ¿Realmente deseo seguir los
pasos del Señor Jesús? Sin duda que sí. Una de sus motivaciones para la
victoria diaria es la oración, como lo fue en el tránsito terrenal de nuestro
amado Salvador. ¿Lo sabía? Es lo que aprendemos en las Escrituras: “En aquellos días se fue al monte a orar, y pasó la noche
orando a Dios. Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de
ellos, a los cuales llamó también apóstoles...”(Lucas 6:12, 13)
El
texto nos enseña tres aspectos importantes:
1. La oración formaba parte fundamental de las
acciones diarias del Señor Jesús.
2. Pasaba largas horas delante de Dios el
Padre en oración.
3. No tomaba ninguna determinación—como
aquella de escoger a sus discípulos—sin antes orar.
Hasta
tanto pasemos tiempo con el Señor, no avanzaremos en nuestra vida espiritual.
Orar es la entrada a esa intimidad con nuestro amado Hacedor.
De
Ress Hwells, el famoso intercesor, cuenta su biógrafo: “Recuerdo
a un joven que le preguntó a Ress Howells:--“¿Cómo puede conocer usted la voz
de Dios?”. Él le respondió: “¿Conoce usted la voz de su madre?”. “Sí, por
supuesto”, respondió el joven. “Bien, es exactamente como yo puedo conocer su
voz; quien pasa tiempo cono Él, sabe identificar cuando habla.”(Norman Grubb. “Ress
Howells, el Intercesor”. 2009. CLC, editores. EE.UU. Pg. 7)
Comenzar
y terminar nuestra jornada, prendidos de la mano de Dios en oración, nos
asegura dar pasos de victoria, como nos enseñó Jesús el Señor con su ejemplo: “En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la
barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la
multitud. Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó
la noche, estaba allí solo”(Mateo 14:22, 23).
¿Ha comprendido hasta el momento el significado de
la oración y su trascendencia para la vida espiritual? Ahora es probable que
tenga un interrogante: ¿Por qué motivos
debemos orar?
Motivaciones
para la oración, ¿cuáles?
¿Por qué motivos debemos
orar? Una pregunta de suma
importancia. Si bien es cierto, en la Escritura encontramos que Dios conoce cuáles son nuestras
necesidades, no estamos exentos de ser específicos en nuestras oraciones.
Pueden ser por crecimiento espiritual, salud, provisión financiera, paz para
nuestro ser, la conversión de un familiar y que el Señor te revele cuál es Su
plan para tu vida, entre otras.
Aquí
hay tres elementos que debes conocer. Se trata de los tipos de oración:
1.- Oración
general.- Cuando hablamos con Dios y le referimos todo lo que concierne a nuestra
vida, necesidades y peticiones de ayuda por algo en particular. También puede
estar orientada a expresar gratitud a Aquél que todo lo puede.
2.- Oración
de intercesión.- Cuando nuestras oraciones son a favor de otras personas:
por su conversión a Cristo Jesús, por sanidad física, por provisión financiera
etc.
3.- Oración
de guerra espiritual.- Es el tipo de oración que hacemos –entre otras
cosas-- para que Dios nos fortalezca cuando vienen tentaciones y asedios de
parte de nuestro enemigo espiritual: Satanás.
4.- Oración
de clamor.- Cuando nos humillamos delante del Señor para elevarle una
petición específica. Oramos intensamente hasta tanto vemos una respuesta. En
algunas ocasiones nuestras oraciones van acompañadas con ayuno.
¿Qué
aspectos estorban nuestras oraciones?
¿Ha escuchado
frases como: “A pesar de mis oraciones
parece que Dios no me escucha”? Sin duda que sí. En tales casos algunos
factores pueden estar interfiriendo la oración. Se preguntará: ¿por qué ocurre?
Hay varios aspectos que describimos a continuación.
1.- La falta de santidad.
2.- No perdonar a quienes nos provocan mal. La Biblia dice: “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te
acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda,
reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu
ofrenda”(Mateo 5:23, 24).
3.- Una mala relación matrimonial tal como
advierte el apóstol: “Vosotros,
maridos, igualmente, vivid con ellas (la esposa) sabiamente, dando honra a la
mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de vida, para
que vuestra oraciones no tengan estorbo” (1 Pedro 3:7).
4.- La vana repetición de palabras. Para que
nuestras oraciones sean eficaces, no es necesario abundar en palabras floridas,
tratando de impresionar a Dios: “Y orando, no
uséis de vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su
palabrería, serán oídos. No os hagáis, pues, semejante a ellos; porque vuestro
Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros se lo pidáis”(Mateo 6:7, 8).
Le invito a considerar de nuevo al autor y famoso
evangelista chino, Wachtman Nee: “… debemos orar. Pero las súplicas que hacemos
por las personas, eventos y demás asuntos son sólo la cáscara o la estructura
de la oración. La verdadera oración siempre va de acuerdo con las Escrituras, y
consiste en exhalar e inhalar ante Dios, haciendo que Él y nosotros tengamos
contacto… Ese es el sentido fundamental de la oración revelada en la Biblia.”(Citado
en el libro: “Un hombre de oración. LSM editores. 2001. EE.UU. Pg. 15)
Es tiempo de evaluar
nuestra vida de oración, cómo andamos y, por supuesto, los correctivos que debemos
aplicar. Si aún no ha recibido a Jesús como Señor y Salvador de su vida, hoy es
el día para que lo haga. Le aseguro que no se arrepentirá…
Léanos en www.bosquejosparasermones.com y www.mensajerodelapalabra.com
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