Es importante congregarnos en una iglesia |
Seguramente
te has pregunta más de una vez, ¿por qué debo congregarme en una iglesia cristiana? Y a éste interrogante has sumado
una segunda pregunta: ¿En qué congregación de creyentes debo asistir?
Son
dos inquietudes muy importantes que intentaremos atender en esta lección y que
está ligada con el Tercer Principio de Victoria: Congregarse.
En la Biblia encontrarás que uno
de los principios que caracterizó el ministerio del Señor Jesús, fue la
proximidad y la unión con los discípulos.
Cada quien no andaba por ahí, viviendo como
quería. Estaban estrechamente unidos. Incluso, cuando se produce su
resurrección, el primer registro Escritural señala que el maestro los encontró
a todos reunidos: “Cuando llegó la noche de aquel mismo día,
el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los
discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en
medio, les dijo: Paz a vosotros.”(Juan 20:19). Aún en momentos
de incertidumbre como ese, estaban unidos.
Esa
situación persistió. La observamos en la segunda aparición que hizo nuestro
Señor Jesús tras la resurrección: “Después de esto,
Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de Tiberias; y se
manifestó de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado el Dídimo,
Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus
discípulos.”(Juan 21:1, 2).
Ahora
bien, cuando la Iglesia primitiva comienza,
momentos antes de la ascensión, el Maestro estaba con ellos. “Y estando juntos, les mandó que no se fueran de
Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis
de mí.”(Hechos 1:4).
Un
último hecho lo representa la unidad que siempre se observó en los primeros
creyentes y a lo largo de la historia. Lo evidencia el primer concilio o
reunión en la que se discutieron temas de fe. Lo hallamos en el capítulo 15 del
libro de los Hechos. La decisión respecto a qué hacer y qué pautas seguir, la
tomaron todos en unidad.
Congregarte te ayudará
en el crecimiento espiritual
Sin
duda, el crecimiento espiritual es una de las ventajas que encontrarás al
congregarte.
Cualquier
desánimo se puede compensar con el apoyo y oración de otros creyentes.
Los
interrogantes se despejan cuando hay unidad en el cuerpo de Cristo. Y además,
se cumple un principio Escritural y es el de la integración que hay entre los
creyentes, que están reunidos para alabar y glorificar a Dios.
Una
recomendación bíblica a los primeros cristianos fue precisamente la no
persistir en reunirse: “No dejemos de
congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y
con mayor razón ahora que vemos que aquél día se acerca”(Hebreos 10:25. NVI).
Observa
que el animar a alguien que no se reunía con otros creyentes, era una
sugerencia hecha a los cristianos. No era presionarles, sino animarlos. Sin
alguna vez encuentras a alguien desanimado, tu tarea es estimularlo para que
regrese al seno de la iglesia en la
que te reúnes o encaminarlo a la congregación más próxima a esa persona, en
cuanto a ubicación, si no ha vuelto a reunirse porque se le dificulta
desplazarse.
¿Y si conozco cristianos de mal testimonio?
Un argumento frecuente entre quienes no desean
congregarse es decir: “He visto muy mal
testimonio entre algunos cristianos”. ¿Debería esto afectar tu decisión de
reunirte en una iglesia cristiana?
En absoluto.
En todas partes escuchamos una frase que encierra una filosofía práctica enorme. Dice: “No busque la iglesia
perfecta porque seguramente, el día que la encuentre, usted terminará con
ella”. Y tiene toda la razón. No
podemos pretender el lugar perfecto, sobre todo tu y yo que, a pesar de avanzar
con ayuda de Dios, siempre tendremos en nosotros la condición de imperfectos.
En
momentos así cabe recordar un principio. Nuestra meta es Jesucristo. Si el
objetivo lo volcamos en el ejemplo del hombre, seguramente sufriremos
desilusión porque el género humano está poblado de fallas. La prioridad es
Cristo. A eso se refiere el autor sagrado cuando escribe: “Por
tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de
testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con
paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el
autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la
cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de
Dios.”(Hebreos 12:1, 2).
La
esencia es: puestos los ojos en Jesucristo, no en el hombre.
¿Te das cuenta? Estás a las puertas de dar un
nuevo paso en la vida cristiana: congregarte. Así lo hacían los creyentes del
primer siglo y todavía lo hacemos hoy.
¡Anímate! Una experiencia maravillosa de unidad
entre cristianos te espera...
Aplicación personal:
1.- ¿El congregarse tiene asidero
bíblico?
2.- ¿Permanecían unidos los
cristianos del primer siglo? (Juan 20:19).
3.- ¿Cuál fue el mandato del Señor
Jesús a sus discípulos? (Hechos 1:4).
4.- ¿Qué podemos decir si
conocemos cristianos de mal testimonio?¿Justifica acaso que no volvamos a la iglesia ?
Versículo para memorizar durante la
semana:
“Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que
esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.”(Hechos 1:4).
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